Noticias El Periódico Tarija

    

Los tiempos en los que se podía organizar cualquier evento pasaron, no sólo porque antes era más fácil considerando una serie de flexibilidades reinantes, sino porque las demandas son mayores. Si quien organiza quiere hacerlo sencillo, su público no se lo permite, exige más  y esta bien, así crecen las ciudades y las sociedades pero la pregunta es a qué costo. Años atrás los más importantes eventos se realizaban en el estadio departamental, allí se concentraba todo,   grandes artistas se presentaron pero como que por alguna razón estos escenarios fueron dejando espacios y la gente los fue rechazando. También en el campo ferial de San Jacinto se logró concentrar espectáculos de primer nivel pero era cada vez que se realizaba una feria y no en otras épocas del año.

En estas ultimas temporadas, por iniciativa de jóvenes empresarios, se usa un terreno que antes no estaba ni siquiera en planes, un terreno que antes era la cancha de fútbol del barrio Guadalquivir, se volvió el parqueo de un centro comercial que sin duda cambió la realidad de Tarija, con seguridad que se llenó una necesidad, pero de ahí a que ese espacio se use para festivales que congregan a miles de personas, en especial en carnaval, hay una gran diferencia con un fin específico. Lo cierto es que de estas experiencias entendemos que no es cuestión de hacerlo donde sea, en cualquier lugar, si no hay más pues ni modo, sucede que una ciudad como la nuestra va pidiendo más y es momento que se creen o abran centros de espectáculos donde puedan actuar artistas de renombre que convocan a importantes cantidades de personas.

Partiendo de lo mencionado lo que queda por despejar es quién se hace cargo, quién se pone la responsabilidad sobre los hombros, pues bien, no debería ser el Estado en si, o sea, cualquier institución pública, es claro que puede hacerlo pero no es lo más conveniente. Deben ser los privados incentivados por el Estado los que inviertan en algo que les dará réditos, utilidades, como debe ser. Ellos son los que deben garantizar la seguridad de las personas, en íntima coordinación con ese Estado, entiéndase como se entienda. Experiencias similares se tienen en otras urbes del país, ¿ por qué no aquí?, no existe explicación que valga, se genera lo suficiente para hacerlo por cuenta propia, el Estado debe construir esos mecanismos de incentivo pero a la vez brindar seguridad jurídica a quien da este paso, de mucho riesgo, apostando por su tierra.