Noticias El Periódico Tarija


La improvisación es parte de nuestra forma de ser, el seguir a medias las indicaciones o no respetar las reglas, el cruzar a media calle, hacerlo entre vehículos que están en funcionamiento, bajarnos lo más cerca posible de nuestro destino sin importar si es el lugar indicado o propicio. La inobservancia pasa a ser nuestra forma de actuar y eso trae consecuencias, muchas veces muy serias.

Situaciones así acarrean repercusiones de toda índole, pero sobretodo esos comportamientos son los que deben preocuparnos más porque al aplicarse en todo orden, se dan también en ciertas instancias en las que deberíamos tener más cuidado porque ponemos en juego nuestra seguridad y la del resto, así sucede cuando cargamos combustible con el motor encendido o hablando por celular, los riesgos son mayores y negligentemente no hacemos mucho por evitarlos. Ocurre igual en espacios o lugares donde concurre mucha gente, donde se prestan servicios. En la mayoría de los mercados o puestos de venta de comida hay una garrafa de Gas Licuado de Petróleo (GLP), que de por si representa un riesgo, que dependiendo de cómo sea manipulada no afectará a nadie pero si no es así, podrá causar mucho daño. El mismo hecho de que van conectadas con la cocina u hornalla a través de una manguera que pocas veces es revisada o cambiada, hace que tengamos que poner nuestra atención en el mantenimiento de ciertos elementos.

Lo preocupante de una realidad como la descrita es que, si bien existen las entidades responsables por verificar, revisar y garantizar la seguridad de las personas, pocas veces se cumple con lo establecido, casi nunca se hace una inspección seria. En cierta forma quedamos colgados de la mano de Dios, rogando que no suceda una tragedia y que quien usa esos instrumentos, lo haga respetando las normas, aunque en la mayoría de los casos, el conocimiento es muy básico o prácticamente nulo.