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Diego fue el mejor jugador de esta edición, anotando un gol inolvidable y convirtiendo otro que se le llamó “la mano de Dios”



ANDRÉS TÓRREZ TÓRREZ

México 86 fue para la FIFA el retorno a las fuentes, porqué después de las experiencias vividas en Alemania 74, Argentina 78 y España 82, se decidió volver al viejo criterio de la eliminación directa entre los clasificados de la primera fase, además un desafió a la habilidad y la resistencia, a la temperatura impiadosa del mediodía, con el sol cayendo a pleno sobre la cabeza de los jugadores.

A pesar del nuevo encuadre reglamentario, no hubo sorpresas En la primera fase quedaron afuera los equipos que debían quedar afuera. En los octavos de final la decantación fue más selectiva, Francia y Argentina eliminaron a Italia y Uruguay; Brasil goleó a Polonia y España a Dinamarca, que hasta ese momento se había constituido en el equipo revelación de la Copa. Los otros 4 clasificados fueron Alemania, México, Inglaterra y Bélgica.

El camino a la final se delineo con claridad en la ronda siguiente. Uno solo de los 4 partidos se definió en los 90 minutos. El que la Argentina le ganó a Inglaterra por 2-1, con 2 goles históricos de Maradona: el de “la mano de Dios” y el de la apilada genial. Los otros 3 partidos necesitaron primero del alargue y después de los tiros penales. Desde esta instancia Francia, Alemania y Bélgica eliminaron a Brasil, México y España, respectivamente.

Francia y Brasil en esos cuartos de final, jugaron el fútbol más vistoso de la Copa Brasil llegó invicto a ese partido y a su arquero Carlos, no le habían hecho ningún gol, la “hazaña” fue de Platiní, logrando así igualar el estupendo gol de Careca. Luego los penales decidieron que de los 2, Francia fuera semifinalista.

A Francia le duró muy poco la alegría. En semifinales no pudo cambiar arte con combatividad y a la hora de la verdad, pesó más el orden y la organización táctica de los alemanes. De todas maneras dejó en el recuerdo nombres importantes como Amorós, Tigana, Giresse y Stopyra, entre otros.

Argentina aplastó a Bélgica en la otra semifinal. Si hasta ese momento el equipo se había mostrado compacto y homogéneo, en ese partido apareció en todo su esplendor, la fuerza ofensiva a través del perfecto entendimiento que mostraron Burruchaga, Maradona y Valdano. Ese triunfo y la forma como lo consiguieron, encendió la ilusión en el público argentino que había gozado la victoria ante Inglaterra.

El partido final se dio como lo quiso Argentina. Ante la prevista marca personal de Matthaus sobre Maradona, la batuta fue tomada por Héctor Enrique y Burruchaga, ellos marcaron el movimiento y el ritmo, Batista el equilibrio, Giusti y Olarticochea el despliegue, Valdano volcó toda su inteligencia para cumplir con la doble y difícil misión que le había encomendado Bilardo: la custodia específica de esa locomotora humana que se llamaba Briegel, cuando Alemania ganaba la pelota y la participación en el juego ofensivo, cuando el balón era propiedad de un jugador argentino.

Precisamente Valdano aumentó la diferencia a 2-0, luego de que Brown, lograra el primero de cabeza, parecía partido liquidado, pero enfrente estaba Alemania, que con 2 centros y 2 cabezazos de Rummenigge y Voeller igualó. Después Burruchaga emprendió su carrera hacia la gloria y la alcanzó. Así la Argentina conquistó su segundo título mundial en 8 años.

La FIFA como lo hace durante la disputa de cada Copa, encargó a una Comisión Técnica La redacción de un informe que después se convirtió en un libro. Allí se analizaron no sólo el desarrollo de los partidos sino, también la definición del torneo. En ese informe después de destacar que “el Mundial 86 aportó una positiva y jubilosa evolución, porque mejoró el ritmo y el juego de los equipos y facilitó el rendimiento del fútbol ofensivo”, hizo justicia a la Argentina. Definió a Carlos Salvador Bilardo como el gran responsable, “el autor del éxito”, y a Maradona como “un verdadero artista del fútbol”.

La conclusión fue: “Esta Copa demostró que las individualidades pueden imponerse de nuevo dentro de un criterio futbolístico cada vez más colectivo. Un jugador brillante e individualista condujo a un equipo hacia la consecución del título de campeón del Mundo; Diego Armando Maradona”.