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MOSCU

Lo primero fue retirar los restos de los soldados muertos en combate y desactivar las bombas. Luego se levantó un estadio en el lugar donde dos millones de personas perdieron la vida en la Batalla de Estalingrado, una de las más sangrientas de la Segunda Guerra Mundial.

«Cada milímetro de este suelo está lleno de sangre», explicó el gobernador de la región de Volgogrado, Alexandre Bocharov. «No hay una familia que viva aquí, una sola, que no haya perdido a alguien», añadió. Bocharov, como el millón de habitantes que puebla actualmente esta ciudad del sur de Rusia, espera que el Mundial, entre el 14 de junio y el 15 de julio, permita transformar para siempre esta ciudad mártir, cuya batalla supuso un punto de inflexión en la guerra.

En 1961, algunos años después de la muerte de Stalin, Estalingrado cambió de nombre para convertirse en Volgogrado, por el río que atraviesa la ciudad. Entonces se abandonó el culto a la personalidad del dictador, mientras la villa resurgía de sus cenizas y de la alfombra de bombas que la había destruido integralmente.

Volgogrado quedó marcada por la guerra. La construcción de un recinto para 45.000 espectadores se acompañó de nuevas excavaciones que provocaron el descubrimiento de los cuerpos de soldados y más de 20 bombas que no explotaron. No fue una sorpresa, casi cada proyecto urbano en la ciudad está acompañado del descubrimiento de restos humanos y de munición. Y el estadio está construido al pie de Mamaiev Kurgan, una colina estratégica, teatro de terribles batallas entre tropas soviéticas y nazis. Actualmente se ha convertido en un memorial.

El recuerdo de la Segunda Guerra Mundial es omnipresente en Volgogrado, dominada por una gigantesca estatua dedicada a la batalla de Estalingrado de 85 metros levantada en la cima de la colina que domina el futuro estadio mundialista. Bocharov insiste en que la ciudad será una de las más seguras del Mundial, aunque fue la diana de una serie de atentados con bombas en los transportes públicos. En su estación central fallecieron 39 personas a finales de 2013.

El alcalde de la ciudad, Andrei Kossolapov, aseguró que estos atentados convirtieron a Volgogrado en una ciudad más segura. «Todas las infraestructuras deportivas se situaron en estado de alerta permanente», explicó. «Instalamos y continuamos haciéndolo cámaras de video-vigilancia para poder vigilar cada calle», precisó, añadiendo que las fuerzas locales de seguridad «tienen una gran experiencia en materia de prevención de ataques terroristas».

El Volgogrado Arena, construido a orillas del Volga, tiene un sorprendente parecido, aunque en versión más modesta con ‘El Nido de Pájaro’ de Pekín, estadio olímpico de los Juegos de 2008. Su jefe de ingenieros, Viktor Baturo, atraviesa con orgullo el recinto, al que solo le faltan algunos golpes de pintura y la finalización del techo que protegería a los espectadores de una posible lluvia, no muy frecuente en esta región.

Los trabajos han costado 230 millones de euros, un precio razonable para un estadio de fútbol de este tamaño. Aunque como suele ocurrir, existen dudas sobre la utilidad del estadio tras el Mundial. El club local, Rotor Volgograd, llegó a jugar la Copa de Europa en los años 90, pero actualmente está en la última plaza de la segunda división rusa.

Partidos que se jugarán en esta sede

18/6, 15 hs. Túnez vs. Inglaterra, por el Grupo G22/6, 12 hs. Nigeria vs. Islandia, por el Grupo D25/6, 11 hs. Arabia Saudita vs. Egipto, por el Grupo A28/6, 11 hs. Japón vs. Polonia, por el Grupo H