En esta edición, en virtud a un trabajo de investigación, pudimos comprobar la situación real del Distrito 7 de la ciudad de Tarija, el más grande y con más barrios, zona populosa poblada en su gran mayoría por migrantes, aquellos que llegaron apostando por Tarija y que son también los brazos de esta tierra.
Ya dijimos mucho sobre la rotonda y el mástil millonario, ratificamos todo lo expuesto, puede tratarse de una obra que sea bonita una vez concluida pero de ninguna manera es necesaria o prioritaria, seguimos pensando que hay muchos pendientes que deben ser atendidos. Esos casi Bs. 5 millones deberían ser mejor utilizados en el mismo distrito por las grandes carencias que se evidencian. Uno de los requerimientos urgentes es el de servicios básicos, hay barrios que no tienen agua potable y menos alcantarillado, los vecinos deben pedir agua en cisternas porque no hay otra manera. También se pueden encontrar calles a medio hacer, ni pensar en el asfalto todavía por un muy buen tiempo, es decir, se gastará tanto dinero en algo que no le servirá a la gente, que no cubrirá su falencia del líquido elemento ni tampoco impedirá que sigan andando en calles polvorientas o llenas de lodo dependiendo la época del año.
Casi parece indolente seguir con la obra, es comer pan delante de pobres dirán otros, el alcalde Rodrigo Paz se esta equivocando y mucho, no esta pudiendo encontrar el norte en su gestión y con estos emprendimientos peor aún. Hay mucho por hacer en este distrito, hay mucho por caminar y eso es lo que no esta midiendo el burgomaestre, más allá tendrá problemas porque el mástil estará ahí y las necesidades pendientes también, será muy difícil que el alcalde se ocupe de ambas cosas, por falta de tiempo y por falta de recursos, será triste ver esa cantidad de dinero en cemento cuando la escasez es lo que caracteriza a esa zona de la ciudad. El contraste será la característica principal, entre la opulencia de un mástil gigante y millonario y la pobreza de barrios enteros sin agua ni calles.