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Mercedes Bluske y Jesús Vargas Villena

 (Verdadcontinta-Junio 28/2017) Las esquinas del centro histórico de la ciudad de Tarija están cagadas literalmente. Si no son las cacas de perro sobre las veredas, son las heces de las palomas en los contornos de las paredes, llegando así hasta el filo de la calzada.

Las instituciones son conscientes del problema, pero no es tan fácil de afrontarlo, pues las palomas se reproducen como los ratones y a diferencia de estos, son agradables al público.

La Alcaldía pretende exterminar poco a poco a estos animales, sacarlos del centro como de otras zonas donde ya empiezan a invadir, especialmente parques y plazas.

Son animales bastante atractivos a la vista, pero consigo traen una serie de enfermedades.

El director de Zoonosis, Sitty Chávez, explicó que efectuaron un primer intento de esterilización que no tuvo los resultados esperados.

Es precisamente por esta razón, que determinaron planificar la exterminación, aunque necesitan un reglamento que respalde aquello.

“No hay una norma específica”, afirmó el presidente del Concejo Municipal de Tarija, Alfonso Lema Grosz, respecto a este problema; sin embargo,  refirió que sí está vigente el reglamento de tenencia de animales domésticos, entre ellos, las aves de corral y concretamente las palomas.

“Hicimos una minuta de comunicación para que se vea el tema por parte del Órgano Ejecutivo”, acotó Lema sobre esta problemática, por lo que desde la dirección a cargo que es Zoonosis, anunciaron el planteamiento del exterminio, sin descartar una propuesta de ley hacia el Concejo.

En base al reglamento de tenencia de animales, la Alcaldía está realizando controles a la venta de maíz en la plaza principal Luis de Fuentes y Vargas con la restricción en los horarios de comercialización.

“Sólo nos dejan vender de una a dos de la tarde”, criticó uno de los vendedores de maíz apostados en dicha plaza. Son unos cinco comercializadores de maíz  que trabajan ahí.

Esta medida impuesta por la Alcaldía tiene el apoyo de la Policía Boliviana que realiza el control de la venta en el lugar.

Sin embargo, hay comerciantes que se dan mañas y sin conocer de los problemas que afecten a la salud, confesaron que venden “a escondidas” durante las tardes.

Pero no es sólo problema de los vendedores, sino que los padres de familia desconocen de las afecciones que puedan generar las palomas a sus propios hijos, siendo los primeros en comprar los vasitos de maíz para darles a los niños, de forma que ellos se diviertan lanzando al suelo para que se aglomeren a su alrededor las aves.

Los especialistas advierten que estar en contacto con el excremento de dichas aves puede representar un alto riesgo para  la  salud.

Clínicamente  se  conoce  que  tres  enfermedades  ocasionadas por parásitos perjudican a quienes se dedican a su cuidado, tienen contacto  involuntario con estas o viven en el mismo entorno: la criptococosis, la histoplasmosis y la psitacosis.

En Tarija, cualquier ciudadano puede lidiar con estas enfermedades, pues el contacto directo ocurre con solo caminar por las calles.

“Es común que te caiga en la cabeza o el hombro caca de paloma”, dice entre risas un joven, aunque las consecuencias no suelen ser muy divertidas.

A partir de ahí, pueden surgir lesiones en distintas estructuras del cuerpo simplemente con respirar: afecta el sistema nervioso central, produce inflamación de los ganglios, hígado, bazo y en casos muy extremos, hasta el corazón.

El representante de la Sociedad Protectora de Animales de Tarija (SPAT), Gonzalo Torres Terzo, asegura que la solución es el cambio de hábitat y no la exterminación.

“Puedes exterminar un número determinado de estas aves, pero rápidamente se vuelven a reproducir”, explicó Torres.

¿Entonces? Para el activista la solución pasa por hacer leves modificaciones en los muros como en los techos, de forma que se les quite su espacio para anidar.

Las soluciones a corto plazo son las medidas impuestas desde la Alcaldía con los controles más estrictos a la venta de alimentos para este tipo de animales en espacios públicos.

A largo plazo, el problema es más complejo, se mantiene el debate si debe empezarse con el exterminio ante el rechazo popular que pueda generar o el cambio de hábitat con las remodelaciones a las antiguas estructuras, especialmente como recomienda SPAT.