Noticias El Periódico Tarija

Hugo Menchaca  Alli

(Es ciudadano boliviano que radica en Villa Montes, Región Autónoma del Gran Chaco Tarijeño)

Mientras la opinión pública se encuentra concentrada en legitimar o deslegitimar los resultados del Referéndum del 21 de Febrero de 2016, lo que comúnmente se denomina “21F” es importante reflexionar en este mes, sobre un hecho histórico que definitivamente no debemos olvidarnos.

Son exactamente ciento treinta y ocho (138) los años transcurridos, desde las fuerzas chilenas invadieron el Puerto Boliviano de Antofagasta.

Fue un catorce de febrero de 1879, en la que tropas chilenas, ingresaron a instituciones públicas, a negocios bolivianos establecidos, procedieron a expulsar a los pocos bolivianos que habitaban en dicho Puerto, apenas quinientos de los seis mil habitantes. En esta circunstancia bochornosa, la actuación de Genoveva Ríos es una actitud heroica, cuando procede en salvaguardar la bandera boliviana, pisoteada por los chilenos.

Los medios de tránsito y de comunicación, en nuestro país eran deplorables, pues el presidente Daza recién se enteró de la invasión al puerto boliviano en fecha 25 de febrero de 1879, después de once días, gracias al chasqui Gregorio Collque… uno se puede imaginar, cuando algunos países de América ya transitaban por las sendas de la modernidad, nosotros aún continuábamos con los medios de comunicación a través de chasquis. Esta era la magnitud de la realidad  boliviana, para comprender nuestro estado existencial como Estado en el momento que el que fuerzas chilenas nos invadieron.

Es increíble, entender que, en plena efervescencia carnavalesca en Bolivia los chilenos nos tuvieron que invadir, y hacer sorna de nuestra dignidad boliviana.

En estos días en el que se escuchan los petardos en el cielo boliviano, por el advenimiento del Carnaval, nos podemos imaginar lo miserables que fuimos, pues no teníamos otra opción que la humillación de un país,  dominado por la oligarquía de guano y el salitre sedientos por la explotación de dichos recursos naturales a cualquier precio.

La historia de atropellos a la integridad soberana de Bolivia por parte de Chile ha sido permanente, pues no sólo en la Guerra del Pacífico donde vergonzosamente la República de Bolivia se vio forzada a suscribir un tratado de Paz ominoso como el del año 1904, posteriormente, en esa actitud irrespetuosa  de nuestro vecino país de Chile tuvo que desviar el cauce del Río Lauca, lo que ocasionó la emigración de muchas comunidades bolivianas en el altiplano orureño – potosino, y la sequía de considerables extensiones de tierras de cultivo, y nada pudimos decir y peor hacer. Ahora las aguas de los manantiales del Silala vienen siendo utilizados por el país chileno sin ningún beneficio para nuestra patria, pues no se trata de aguas internacionales  como insulsamente sostiene el Gobierno de Chile, sino son bofedales,  es decir manantiales cuyo uso exclusivo corresponde al país boliviano.

Cuando se trata de asumir acciones que se pretenden reivindicar a la dignidad de Bolivia, la respuesta chilena es siempre temeraria… incluso hasta amenazante en el contexto bélico.

El desafío para las actuales generaciones de bolivianas y bolivianos es realmente grande, no para prepararse bélicamente, sino para fortalecernos internamente. Pues nuestros “buenos vecinos”, se aprovecharon de nosotros, por nuestra debilidad, interna, reflejada en una pobre institucionalidad, la evidencia de un inexistente avance en ciencia y tecnología, con un deficiente sistema educativo, prejuicios, y taras.

El fortalecimiento de nuestro sistema educativo es demasiado importante, para tomárselo en chiste, pues ahí radica el secreto de nuestras fortalezas en todos los niveles, creo que es menester que toda la institucionalidad público y privado asuma este reto como prioritario.

El futuro es nuestro, pues con seguridad aquello que fue nuestro, volverá a ser nuestro.

Es momento de decir ya no más nuestra deplorable situación de país eternamente en la cola de todo.

Sin embargo creo, que con las políticas estructurales que viene asumiendo el Gobierno Central con relación a mejorar la calidad educativa, es importante recordar que el lema de la “Revolución Tecnológica” debe subsumirse en la mente  y el corazón de las y los bolivianos, para de esta forma avanzar dignamente.

 

Villa Montes, febrero de 2017