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Tuvo un corto periodo en el fútbol semi profesional, defendiendo los colores de García Agreda y Ciclón, decepcionándose del manejo de este deporte, donde pudo ver de cerca el arreglo de partidos, tomando la decisión de dedicarse a un deporte que no da rédito económico, pero sí satisfacciones personales.  

Mercedes Bluske y Jesús Vargas Villena

(Verdadcontinta/11 de enero de 2017)

El tarijeño Esteban Zeballos, con sólo 22 años, se consagró  campeón mundial junior de fisicoculturismo, sumando un trofeo más para los bolivianos en su corta trayectoria en este deporte.

Zeballos ganó en diciembre en la ciudad de Santo Domingo en la República Dominicana el campeonato mundial en la categoría junior organizado por la Federación Internacional de Fisicoculturismo IFBB (por sus siglas en inglés).

La extendida y detallada entrevista realizada a pocos metros del lugar en el que Zeballos entrena, sirvió para reafirmar el concepto que engloba el dicho popular: “nadie es profeta en su tierra”.

Su tamaño y robustez de su cuerpo, esconden su tímida personalidad. Pese a ser poseedor del título del mundo, Esteban mantiene la sencillez en su hablar y en su modo de expresarse. Desde su punto de vista, aún tiene un largo camino para mejorar.

Sin embargo, otras federaciones se pelean por tenerlo en sus filas, siendo el fin llevar el título a sus países, especialmente con miras hacia el futuro, ante un privilegiado presente.

“Me ofrecieron irme como un atleta profesional a Estados Unidos, pero la cosa es ir paso por paso, porque el nivel allá es mucho mayor. No quiero registrarme con esa tarjeta de profesional todavía, aunque puedo”, explica Esteban, que  espera irse el próximo año, a Norteamérica para codearse con los atletas de máximo nivel.

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“El objetivo de cualquier fisicoculturista es irse a Estados Unidos, ese es el nivel máximo”. Mientras mira el vaso de agua que está sobre la mesa, parece ir analizando las opciones internamente, antes de continuar con su relato.

La decisión no será fácil. Son diversas las cartas que están sobre la mesa y el tarijeño debe hacer su mejor jugada.

“Me ofrecieron representar a otros países. Ahora mismo estoy en eso, tengo que ver cuáles van a ser los beneficios para mí de acuerdo a cada oferta. Tengo que ver cuál es el que más me ayude a sobresalir”.

Brasil, Argentina y Estados Unidos, son los países que buscan seducirlo, pero tras obtener el título mundial, no es de sorprenderse que la lista vaya creciendo.

Mientras las federaciones extranjeras pagan a sus atletas por competir y los ayudan económicamente a  llevar adelante su rutina, la Federación Boliviana sigue en las arcaicas peleas por el poder, tratando de definir quién será el nuevo presidente. “Estamos siglos atrás”, dice Esteban.

Su regreso a Bolivia fue en medio de sabores agridulces. La felicidad de haber volver a su pago con el trofeo, la cobertura mediática y la indiferencia de las autoridades no sólo del deporte, sino en general, encierran esta sensación extraña a su retorno.

Aunque  anuncian su nombramiento como “Hijo predilecto de Tarija”; sin embargo, para Esteban, una placa no es un apoyo real.

“Es un orgullo representar a Bolivia, al país donde uno ha nacido, pero sería más lindo que te reconozcan no sólo con una placa ni con una serenata, sino con un incentivo económico”.

Paradójicamente, deportes en los que Bolivia pasa desapercibido, como el fútbol y el baloncesto, reciben incentivos no sólo del Gobierno nacional, sino de todos los niveles, mientras que los deportistas que dejaron el nombre del país en alto, destacándose en atletismo como fisicoculturismo, tienen como premio la indiferencia.

Teniendo en cuenta los cuantiosos gastos que conlleva este deporte, un incentivo económico es sólo eso, un incentivo.

Zeballos refiere que sólo en su alimentación, gasta aproximadamente 1.000 dólares mensuales. Dos pechugas de pollo, 400 gramos de pescado, 400 gramos de carne y 10 huevos, son parte de los alimentos que consume diariamente, haciendo que sus gastos sobrepasen sus ingresos provenientes del deporte.

Primavera, verano, otoño e invierno, son temporadas que sólo conoce por nombre, pues su año se divide en: volumen y corte. Esas son las dos etapas primordiales en su preparación, en la le temporada de volumen, busca crecer lo más que puede, mientras que en la fase de corte, marca los músculos y les da la forma adecuada.

Su vida personal es otra faceta afectada por su estilo de vida. La dieta estricta, horas de entrenamiento e inexistentes salidas nocturnas, son una especie de repelente para las relaciones amorosas.

“Es un deporte muy egocéntrico, porque no muchos entienden como funciona. Tener una relación es muy difícil. Te tiene que gustar mucho para aceptar eso.”

Su sacrificado y corto paso por el fisicoculturismo fue más gratificante que su paso por el fútbol.

“La verdad es una decepción total el fútbol. Aunque me encanta y veo fútbol boliviano y todo, cuando ya sabes la realidad y estás adentro, decepciona”.

Según su experiencia en este deporte, el fútbol en Bolivia está politizado. Una tarjeta roja, un penal o unos minutos de alargue, hacen la diferencia para beneficiar a uno y perjudicar a otros.  Zeballos jugó en García Agreda y Ciclón en el fútbol tarijeño, se desempeñaba como delantero.

Pese a todo, el fútbol le sigue gustando, especialmente el  europeo, encabezando su lista de preferencias el Real Madrid. Su jugador favorito, como no podría ser de otra forma, el portugués Cristiano Ronaldo, precisamente, uno de los que más cuida su cuerpo en esta rama deportiva.

Este tarijeño, gracias a su esfuerzo y sacrificio, llegó a la cumbre del fisicoculturismo. Aunque puede que pronto su corazón deje de latir por la rojo, amarillo y  verde, y lleve los colores de otra federación en su pecho, nunca olvidará el orgullo que sintió al representar a Bolivia como la satisfacción de traer la copa a su casa.